Un importante número de graduados de las carreras de grado y pregrado de la Facultad Regional San Francisco recibirán su diploma en este acto, marcando así el cierre de una importante etapa de su formación profesional.
En el marco de este acontecimiento que repercute en la comunidad de San Francisco y la región, tres egresados brindaron su testimonio en relación a su experiencia formativa en la Universidad Tecnológica Nacional de nuestra ciudad.
La ingeniera química Vanina Guntero es una de las graduadas que el próximo viernes 20 recibirá su diploma. Cursó la primaria en el Instituto San Francisco de Asís y culminó la secundaria en el Colegio Sagrado Corazón de los Hermanos Maristas. “Elegí mi carrera a los 18 años, y como la gran mayoría a esa edad, no tenía bien decidido qué quería hacer o el campo de acción que tenía con esta carrera. Hice el cursillo de ingreso mientras cursaba sexto año del secundario, los días sábados, lo que me permitió introducirme de a poco en la Universidad, no fue un cambio tan brusco”.
“Una vez que ingresé, durante los primeros años de la Facultad estudiaba todo el día, y ahí se dio además un cambio social para mí, porque conocí gente que antes no conocía, participábamos de las peñas, además integraba el equipo de vóley de la Facultad así que tuve la posibilidad de viajar representando a la UTN. Fue una experiencia única para mí, porque uno entabla relaciones con chicos de la Facultad que practican otros deportes y con chicos de otras facultades también”, explicó, y añadió: “Después tuve la oportunidad de hacer dos pasantías, que me sirvieron para ingresar al campo laboral, relacionando la teoría que yo estudiaba con lo que veía en la práctica, eso me sirvió mucho. Y más adelante empecé a trabajar en el ámbito privado y ahí se dilató un poco mi carrera, requirió de mucho más esfuerzo, porque si bien antes una ya se esforzaba, es distinto, hay que trabajar y después ponerse a estudiar. Y paralelamente ingresé a la docencia en el nivel medio. Y en vóley de la Universidad conocí a quien hoy es mi marido, él estudió en esta Facultad también, así que mientras transitaba la mitad de mi carrera me casé. Pero desde siempre tuve el apoyo de mis padres, que como ellos no tuvieron la posibilidad de estudiar, siempre me animaron para que estudie y termine mi formación, y hoy estoy muy contenta con este presente”.
Al continuar con su testimonio, Guntero dijo que “el año antes de recibirme tenía en claro que si bien la docencia me gustaba mucho, quería algo más, algo que me requiera nuevos desafíos con relación a la ingeniería. Y así surgió la posibilidad de acceder a una beca UTN para realizar el Doctorado en Ingeniería Química, y hace un año que estoy trabajando con la doctora Alfonsina Andreatta, y siento que ahora estoy donde quería estar porque tengo la combinación de la docencia, que me gusta mucho, y la parte de investigación, que implica estudiar continuamente, es un desafío todos los días, siempre hay algo nuevo. Esta es una experiencia muy enriquecedora, la estoy haciendo en la Universidad del Litoral, y si bien requiere un esfuerzo extra, hay muchas satisfacciones. Por ejemplo allá estudio junto a muchos extranjeros y al relacionarme con ellos puedo valorar también que en nuestro país podamos acceder de manera gratuita a la educación. En mi caso estoy más que agradecida en ese sentido, soy la primera egresada universitaria de mi familia, y cuando ingresé a la Universidad la situación económica era bastante difícil y si no hubiera sido una Universidad pública, si no hubieran existido las becas se me hubiera hecho inaccesible, como sucede en otros países”.
“Lo que hay que valorar también es que en esta Facultad todos nos conocemos, de nombre, apellido, historia, es nuestra segunda casa”, aseguró la ingeniera química, y comentó que la elección de su carrera se debió a que “al principio me atrajeron las ciencias exactas, matemática, física y química, pero a medida que uno va avanzando en la carrera, es como que te va atrapando más, porque los primeros años son básicos. Por ejemplo tengo compañeras que se dedican a la industria en la parte privada, otras a la docencia, otros en investigación que es un área nueva, y si alguien se quiere independizar puede hacerlo, porque podemos trabajar en el sector alimenticio, metalúrgico, en temas de seguridad, de buenas prácticas, calidad, después cada uno va tomando el camino que más le gusta. En mi caso no me propuse hacer investigación sino que se fue dando, primero haciendo pasantías en los laboratorios, con la docencia, y todo me fue llevando a mi trabajo actual en investigación”.
Consultada sobre qué palabras les brindaría a los jóvenes que ingresan al mundo universitario, Guntero respondió: “El camino que tienen que recorrer es el del esfuerzo, no hay atajos, hay que capacitarse continuamente no solo con las materias que cursan sino que aprovechen los cursos que se ofrecen, o congresos para estudiantes, que amplíen el campo de conocimiento. Y que no desistan los primeros años, porque lo más lindo de la carrera empieza desde tercer año en adelante, cuando uno empieza a entender por qué nos enseñaron lo que vimos en primer año”.
“La UTN es una oportunidad para estudiar, acá se les brinda todo, está cerca, no es lo mismo que irse a ciudades más grandes, la ciudad está creciendo mucho, se busca mejorar siempre, y la oportunidad está, hay que tomarla, porque la Universidad está, y hay docentes muy capacitados”, finalizó.
La experiencia de Romina Scotta
Romina Scotta es Licenciada en Administración Rural y el viernes 20 también será protagonista del acto de Colación de la UTN San Francisco. Cursó la primaria en la Escuela Iturraspe, y luego el nivel medio en el Isfa. A partir de allí comenzó un interesante proceso de formación: “Me fui a estudiar Abogacía a la Universidad del Litoral. Hice un año y me di cuenta que no era lo mío, y vine a la Facultad de San Francisco a buscar unos papeles para mi hermana, que estaba cursando una carrera aquí, entonces vi las carreras que se dictaban y me atrajo la Licenciatura en Administración Rural. Hice el cursillo de ingreso, se formó un grupo grande ese primer año, y fue un grupo excelente, tanto por los compañeros como por los docentes, me encantó la contención que había tanto de los profesores como del Centro de Estudiantes, del personal de administración, siempre tuve un trato muy bueno”.
“Así fue que hice cuatro años de manera ordenada, rindiendo todo bien, y en el último año me anoté para una beca en el Inta y fui seleccionada, lo que me abrió las puertas laborales para otros campos. Luego por una razón personal me fui a vivir a Tres Arroyos, cerca de Bahía Blanca. Ahí me contacté con la gente del Inta, hice unos trabajos pero como no necesitaban personal permanente, me fui a trabajar a John Deere, en el sector administrativo. Después por cuestiones importación se redujo el personal así que pasé a trabajar en el área de seguros, que también estaba relacionado con lo que había estudiado en la Facultad. Finalmente decidí volverme a la ciudad y para hacerlo, tenía que rendir mi tesis. En ese momento también estuve muy contenida por todos en la Facultad, mi tutor de tesis era el profesor René Battistino, a quien todos recordamos muy bien. Presenté mi tesis, y en la Facultad me recibieron como si nunca me hubiera ido, y así me recibí”.
“Ahora estoy dedicada a un emprendimiento personal, ya que junto a la Licenciatura estudié para ser productora de seguros, y con ambos títulos he logrado tener mi propia Agencia de Seguros el año pasado, donde combino asesoramiento rural con seguros. Pero hay mucho campo de acción como profesional, tanto con productores privados, con contadores, con ingenieros agrónomos, en asesoramiento personal, hay mucho para hacer”, aseguró Scotta.
Sobre su vivencia de la UTN San Francisco, la Licenciada expresó: “La Facultad es como una familia más. Los dos primeros años de cursado no trabajé pero los dos últimos sí, en un trabajo que conseguí gracias a la Facultad, así que terminaba mi trabajo y me venía a la Facultad, y aquí siempre había gente dispuesta a ayudarnos, a contenernos, es imposible no sentir el cariño, el sentido de pertenencia. Para mí es una parte muy importante de mi vida. Y el aporte que hace la Facultad a San Francisco es muchísimo, le da posicionamiento, aporta conocimiento, ciencia, tecnología; permite el ascenso social al ser una universidad pública, dinamiza la economía, eleva el nivel socio cultural de los habitantes, en definitiva, jerarquiza a la ciudad”.
“Y a los ingresantes les diría que se sientan seguros de lo que quieren estudiar, y una vez que están decididos, que sepan que lo van a poder hacer, la Facultad les da todas las posibilidades para llegar al objetivo. Además deben ser perseverantes; no dejarse desalentar ante el primer fracaso, es una Facultad donde hay un conocimiento recíproco entre profesor y alumno, permite un acompañamiento permanente. Que disfruten cada año porque es maravilloso el camino a recorrer con estudiante de UTN”, finalizó.
El testimonio de Hernán Herzog
Uno de los graduados de Ingeniería Electrónica que recibirá su diploma el viernes 20 es Hernán Ariel Herzog, oriundo de Rafaela. “Estudié el nivel primario en el Colegio de los Hermanos Maristas y la secundaria en una escuela técnica pública de Rafaela, y los últimos tres años decidí seguir la orientación en electrónica, y luego lo más cercano para seguir Electrónica era San Francisco, si bien la idea original era ir a estudiar a Córdoba, la situación del país me impulsó a decidirme por venir a estudiar aquí”, indicó Herzog.
Luego agregó: “Comencé y el primer año fue difícil, por más que yo contaba con una buena base de matemática, fue duro. Además para mí implicaba conocer a gente nueva, comenzar a relacionarme. En segundo y tercer año hice pasantías, hacíamos mucho de electrónica, reparación de celulares, nos iba muy bien, era un trabajo muy interesante, y como pasantía me servía para terminar mis estudios, pero ya finalizando había otras propuestas de trabajo, comencé a trabajar en fábricas y como había escasez de ingenieros nos buscaban en los últimos años de la carrera y ahí empezaba a pesar más el bolsillo que el estudio. Terminé de cursar Ingeniería, me volví a Rafaela, abrí un emprendimiento de reparación de celulares. Después cerraron las importaciones de China, que es de donde venían todos los repuestos, entonces volví a San Francisco y traté de buscar compañeros para terminar de rendir”.
“Comencé a trabajar en el Parque Industrial, en mantenimiento, diseño de máquinas, sin trabajar en la parte electrónica, sino rotando entre informática, electromecánica y mecánica. Se me exigía estar actualizado, aprender continuamente, y tenía buen sueldo. Hasta que sufrí un accidente de trabajo, y esa situación me llevó a volver a Rafaela, dos meses haciendo reposo y allí me llamaron de una ONG que necesitaba un educador. A raíz de ello comencé a trabajar en la ‘Casona de los Pibes’, una Asociación Civil Barbiana y lo que trato de hacer la ingeniería electrónica, fabril, a una ingeniería social”, explicó el joven profesional.
Luego añadió: “Actualmente estoy trabajando en el Ministerio de Educación, en el plan ‘Vuelvo a Estudiar’, y me aboco mucho a la primera infancia, de cinco a siete años, donde un chico tiene mucho interés, aplica el método científico intuitivamente, que luego se debe dejar de lado cuando comienza la primaria. Me interesa vincular la ingeniería con el trabajo en lo social, con chicos en peligro de calle, con situaciones muy problemáticas”. También destacó que “la Universidad me dio herramientas para la resolución de problemas, y no solo desde lo matemático o abstracto, sino en situaciones concretas de la vida diaria”, aunque aclara que “desarraigar en los chicos y jóvenes el paradigma del ‘no sé’ o ‘no puedo’ en una tarea inmensa”.
Finalmente, consultado sobre qué mensaje le puede aportar a los jóvenes que ingresan a la Facultad, Herzog opinó: “Al momento se elegir una carrera hay que mirar el contexto, las necesidades del país, qué es lo que se va a seguir usando y qué no, para no terminar haciendo mantenimiento en lugar de ejercer en la profesión que uno estudió”.