En la actualidad, se van a cumplir dos años de que el ingeniero comenzó una experiencia laboral en Satellogic, una empresa fundada por el argentino Emiliano Kargieman, aunque con sede en Montevideo, Uruguay, que construye satélites para la observación de la Tierra.
Se trata de una de las startups argentinas más prometedoras que fue noticia a fines de diciembre cuando el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperín, se incorporó a su directorio para convertirla en una empresa que cotice en bolsa.
“Es una empresa que hace satélites para observación terrestre. Su meta es hacer que uno pueda buscar cosas en la tierra teniendo imágenes de una resolución muy alta de toda la Tierra y casi en tiempo real”, explicó Miretti, que ejemplificó: “Muchísimas cosas se pueden se pueden ver, desde por ejemplo cuántos barcos hay pescando en el mar hasta cuántos aviones aterrizaron. Puede servir también, por ejemplo, para ayudar en catástrofes”.
Para generar imágenes de esa resolución, en tiempo real, son necesarios satélites orbitando la Tierra. Allí entra en juego el rol de Miretti. “Me encargo de parte del software para computadoras, de sistemas embebidos dentro del satélite, y en la parte de propulsión, es decir para acomodar al satélite en órbita, y en la parte de sensores y actuadores, para apuntarlo a donde deba para sacar las fotos. Es decir, es como el software para controlar cualquier actuador que mueva los satélites. Y también sus sensores, para saber dónde está”.
“Es un sueño”
Desde que el ingeniero de nuestra ciudad ingresó a la empresa a la actualidad, la misma duplicó su personal: hoy cuenta con alrededor de 300 empleados. Miretti trabaja junto a otro graduado de Ingeniería Electrónica de UTN, aunque lo hace de forma remota, una posibilidad que le da su formación.
“Trabajo desde mi casa en Santa Fe. Soy muy estructurado y trabajo en horarios fijos, pero no es necesario. Hoy en día la mayoría de los trabajos en software son de este estilo, flexibles, distinto a lo que eran las empresas clásicas. Esto se hace más que nada cumpliendo objetivos y proponiéndose uno lo que quiere hacer y lo que realmente cree que va a ser lo mejor para el subsistema en el cual uno está trabajando. Uno se pone su propio desafío e intenta mejorar el producto”, aseguró.
Sobre su día a día, contó: “Tengo algunas reuniones con compañeros de trabajo, discutimos sobre metodologías, sobre cómo hacer cosas, sobre dónde queremos ir. Y el resto del día estamos desarrollando, planeando, diseñando el software".
Miretti, que llegó a la firma a raíz de una postulación a una convocatoria hecha por la firma a través de las redes sociales, se mostró muy orgulloso de su trabajo: “Desde que entré me encanta. Lo que hago está relacionado con cosas que trabajé durante la carrera en grupos de investigación. Estuvimos siguiendo el proyecto de unos compañeros llamado Cansat, un satélite en lata. Ya lo veía y me encantaba. Las conferencias y los congresos de tecnología espacial fueron cosas que siempre me gustaron. Salir de la facultad y trabajar hoy en una empresa espacial es un sueño, es muy lindo”.
Formación
Pese a lo que uno podría suponer, la electrónica “tiene mucho de programación”. Así lo explica Miretti, que habiendo optado por una ingeniería relacionada a la primera especialidad, fue contratado a partir de la postulación a una convocatoria para personas que programaran en lenguajes Python y C.
“Es una carrera que tiene muchísimas aristas. Uno puede dedicarse a radiofrecuencia, electrónica, potencia, control. Una muy importante son los sistemas embebidos (sistemas de computación diseñados para realizar una o algunas pocas funciones) que son las computadoras de bajo nivel, los chips como normalmente uno les dice, que están en los celulares o cualquier dispositivo electrónico. Uno pensaría que tal vez un programador hace eso, o un ingeniero en Sistemas, pero en realidad ese campo es bastante más de los electrónicos”, apuntó Miretti.
Precisamente en esa área de la Electrónica, el ingeniero se especializó en la carrera, programando cuanto podía. Incluso también en la secundaria. Una beca que le otorgó el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD por sus siglas en alemán) también lo ayudó a perfeccionarse.
“Siempre estuve enfocando en esa rama. Desde tercer año estoy en grupos de investigación, porque sabía que para obtener la beca de Alemania tenía que investigar. Empecé con esa excusa y qué suerte, porque ahí es donde apliqué todo, de hecho conocí compañeros que tenían intereses muy similares, hacíamos lindos grupos en donde aprendíamos entre todos”, reflejó.
Sobre el final, tras destacar las herramientas que le brindó su formación en UTN San Francisco, apuntó: “Lo que más me gusta de mi trabajo creo que es ver el código que hice funcionando en el espacio para, por ejemplo, propulsar al satélite. Y veo los resultados, veo cómo se mueve. Creo que es eso, ver que las cosas que hago tienen un impacto directo, al instante, no es que estoy desarrollando algo que tal vez voy a ver cómo funciona dentro de 10 años. No. Hago una cosa y a la semana tal vez está volando y estoy viendo cómo el satélite se mueve mejor por un programa que hice”.
“Eso realmente es genial, es algo que te levanta cada mañana”, concluyó.