Nacido en Josefina, comenzó a estudiar su carrera universitaria en 1971. Hoy reside en Villa Carlos Paz, desde donde compartió su experiencia y destacó el valor significativo que tuvo la educación pública en su desarrollo profesional y personal.
“Soy oriundo de Josefina y completé el Secundario en el Liceo Militar General Belgrano en la ciudad de Santa Fe, ingresé a la UTN en 1971 e inmediatamente comencé a trabajar, el primer año como Auxiliar Administrativo en Frigorífico Felmar y a partir del año siguiente en la Fábrica Militar San Francisco y allí trabajé hasta que me recibí en Diciembre de 1980”, relató Aimar.
Y agregó: “A fines de los sesenta San Francisco era una ciudad con muchas industrias prósperas y particularmente una referencia en la Industria de Máquinas Herramienta, no solo estaban las fábricas más grandes sino también una infinidad de pequeños y medianos talleres diseminados por toda la ciudad, en ese ambiente laborioso e industrial la llegada de la UTN traída por el empuje y decisión de los dirigentes de entonces”.
Sus estudios en UTN
“Cursé la carrera de Ingeniería Electromecánica, desde los Cursillos de Ingreso en 1971 hasta mi graduación a fines de 1980, en la que entonces era la Escuela de Ingeniería San Francisco de la UTN. Los aspectos más interesantes y ventajosos, a mi criterio, que nos ofreció la UTN eran los cursos con no más de unos 25 ó 30 alumnos, el horario nocturno, los requisitos de asistencia a las clases y el trabajar en tareas afines a los estudios elegidos. Si bien eso significaba una exigencia bastante fuerte nos permitió conocer y prepararnos en el mundo del trabajo y los negocios a la vez que estudiábamos”.
Al recordar su paso por la Universidad de nuestra ciudad, Aimar expresó: “Otras particularidades de aquella época fueron que la apertura en San Francisco una Delegación de la UTN significó una oportunidad invalorable no solo para los jóvenes de la ciudad sino también para los egresados de los secundarios de localidades de la zona, por citar algunos casos recuerdo a Oscar Boniardi de Ceres, Roberto Wenzke de Miramar, Gustavo Toia de Porteña y tantos otros, inclusive mí caso que soy nacido en Josefina e hice el Bachillerato en Santa Fe; también pudieron seguir y completar los estudios superiores compañeros como Víctor Negro, Pedro Bossi y algunos otros que siendo Técnicos se encontraban trabajando en industrias locales”.
Los años ‘70
“La década del 70, no fue un tiempo de tranquilidad, por el contrario fue una época muy turbulenta con consecuencias muy graves para la sociedad argentina, sin embargo nuestra UTN logró consolidarse gracias al apoyo de la comunidad en general, al trabajo generoso y constante de los dirigentes de las entonces llamadas ‘Fuerzas Vivas’ y al entusiasmo y participación de los estudiantes, así es que la Delegación se transformó primero en Escuela de Ingeniería para llegar a la normalización como Facultad a partir de 1983”, explicó el ingeniero.
Y añadió: “El trabajar de día y asistir de noche a la Facultad y estudiar cuando se pueda para aprobar materias era una vida distinta a la del estudiante podíamos decir clásico (solo estudia), una cosa era seguro: no nos aburríamos, aún así había tiempo para actividades del Centro de Estudiantes, manifestaciones pidiendo por un edificio propio, recordemos que en los primeros años las clases se dictaron en el Colegio de los Hermanos Maristas”.
En el año 1977 Oscar se casó, “y al finalizar los estudios en 1980 ya habían nacido mis dos hijas que hace tiempo que son profesionales y también formaron su familias, actualmente vivo en Carlos Paz con Graciela, mi mujer que me acompaña desde hace más de cuarenta años y somos abuelos de tres nietos y dos nietas”.
Su carrera laboral
Aimar recordó además “a menos de un mes de haber aprobado mi última materia, ya con el título en trámite me presento a YPF, que en esos años disponía de un sistema de becas para el ingreso de nuevos profesionales, capacitándolos con cursos de postgrado en el Instituto del Petróleo de la Universidad de Buenos Aires, mi solicitud fue aprobada y así es que 1981 fue un año de estudio duro y con gran sacrificio para mi familia, pero con el premio de ingresar a YPF como Ingeniero de Yacimientos especializado en Reservorios, especialidad a la que me he dedicado desde entonces”.
“Otros compañeros que siguieron el mismo camino, aunque en distintas especialidades, todos con igual suceso, recuerdo a Santiago Benotti, Oscar Avaro, Enzo Cagliero, Daniel Casalis, Daniel Ades y Armando Chiarotti”.
“Aquí -continuó diciendo- quisiera destacar que veníamos de una Facultad nueva, en organización, en tiempos difíciles, sin embargo no tuvimos problemas en adaptarnos a la UBA (Universidad de Buenos Aires) ni tampoco después en YPF aun en especialidades muy distintas a lo que habíamos estudiado en San Francisco, mi conclusión es que teníamos una muy buena base académica y que la experiencia personal de cada uno en las industrias y empresas en las que trabajábamos a la par que asistíamos a la Universidad fueron de gran ayuda para nuestro desempeño posterior”.
El ingeniero remarcó luego que “hasta fines de 1986 estuve trabajando para YPF en la ciudad de Mendoza. A fines de ese año ingreso al grupo Perez Companc que posteriormente se transforma en Pecom Energía y más tarde es adquirida por Petrobras, en total mi vinculación con Perez Companc/Pecom/Petrobras comprende desde fines de 1986 a fines de 2011, desempeñándome en lugares tan diversos como Neuquén, Catriel (Río Negro), Comodoro Rivadavia (Chubut), Rincón de los Sauces (Neuquén) y Lima (Perú)”.
“Finalmente, desde marzo del 2012 hasta junio del 2015 trabajé en México primero en una empresa privada de aquel país y luego en una multinacional, siempre en la industria del petróleo. Cerrando así un ciclo de 33 años de trabajo ininterrumpido en distintas empresas tanto estatales como privadas nacionales, extranjeras y multinacionales”, agregó.
Y al cierre de su relato, expresó: “Al final del camino, se puede decir sin temor a equívocos que la educación pública que he recibido tanto a nivel primario, secundario y en particular en nuestra UTN en San Francisco me ha preparado adecuadamente para enfrentar los desafíos de la vida profesional en escenarios diversos y en culturas diversas”.