El camino no fue lineal ni rápido, pero su perseverancia hizo que hoy el emprendimiento crezca a gran escala hasta convertirse en una empresa reconocida en dicha localidad y la región. El orgullo es mayor aún: en la firma trabaja otro graduado y dos estudiantes de nuestra casa de altos estudios.
Oriundo de Freyre, y habiendo cursado materias de la carrera de Farmacia, el destino llevó a Gilli a estudiar ingeniería química en nuestra Facultad allá por el 2008. Arrancó a estudiar sin conocer demasiado el alcance de la carrera pero sí teniendo algunos conocimientos básicos del contenido académico. Y con el correr del tiempo se entusiasmó más.
“Cuando llegaron las materias de los años más avanzados, la carrera me empezó a gustar mucho más. Al principio no le veía sentido a muchas materias, pero después con el emprendimiento prácticamente las terminé aplicando a todas”, reconoció.
El proyecto
Tras un paso por una empresa familiar, los comienzos de Gilli lo encontraron en una industria láctea, como obrero en punta de línea. “Cuando me estaban por ascender la empresa quebró y se fundió. Ese fue el puntapié para buscar un emprendimiento. Y se me dio esto de empezar con la cerveza”, reveló.
Junto a un socio, Julio Bertotti, comenzaron tímidamente hasta que pudieron ir profesionalizándose un poco más. “Mi socio, el que inició todo, no tenía conocimientos técnicos, bromatológicos ni químicos. Se fue corrigiendo mucho todo eso. Y yo empecé a hacer cursos y me empapé un poco más en el tema”, dijo.
Así fue como instalaron un pequeño bar en la misma fábrica. Embarrilaban la cerveza y la servían en el galpón donde la fabricaban: “Cada vez había más consumo, entonces empezamos a contratar a personas para que nos ayuden con la producción”.
Gilli decidió, además, empezar un posgrado en la Universidad Nacional del Litoral en la Facultad de Ingeniería Química: la especialización en elaboración de cerveza y micro cervecería. “Nos ayudó a capitalizarnos. Fuimos adquiriendo cada vez más equipamiento, todavía a una escala muy precaria, pero ya teníamos control automático de temperatura y un par de cosas que no son muy comunes de ver en cerveceros caseros”, expresó.
Así fue como se asociaron con dos personas más, Martín y Joaquín Galaverna, y la cervercería pasó de ser un hobbie a un emprendimiento con otras dimensiones.
La primera inversión fue un bar más acabado: “A partir de la incorporación del bar las ventas se dispararon y tuvimos que pensar a otra escala. Tuvimos una reunión entre socios y nos dimos cuenta que debíamos hacer una planta nueva”.
Eso implicó hacer una planta de cero: “Todavía está en proceso. Era una cancha de paddle a la cual la techaron y yo, con esas dimensiones, tuve que ajustar, según mi criterio, las ordenanzas y las normativas que implicaba elaborar la cerveza”.
“Tuve que aplicar muchísimo conocimiento que pensé que no lo iba a usar. Apliqué de todo y aún estamos en proceso de expansión”, destacó.
Actualidad
Hoy la fábrica está dimensionada para producir mensualmente entre 12 mil y 15 mil litros de Cerveza Medalla: muchísimo más que los 200 litros que se producían por mes en sus comienzos.
Actualmente de la firma participan cuatro socios: además de Gilli, Julio Bertotti, que es el socio fundador, y Martín y Joaquín Galaverna. También formó parte, tiempo atrás, Andrés Bianchiotti, graduado de Ingeniería en Sistemas de UTN San Francisco.
Trabajan en la fábrica, además, Mauro Micheloud, también ingeniero químico graduado de nuestra Facultad Regional, y dos estudiantes de ingeniería química de nuestra casa de altos estudios, Agustín Baldo y Virginia Priotti.
Cabe mencionar que recientemente, a partir de un crédito para Pymes, pudieron comprar un enlatadora, lo que les permitió incrementar la producción, de 80 botellas a 800 latas por hora, además de mejorar la calidad del envasado.
Algo que se sumará al proyecto en el corto plazo es un pasteurizador, el que permitirá el almacenamiento de latas sin la necesidad de refrigeración. De esta manera se alarga la vida útil del producto, se resuelven problemas logísticos y se amplía considerablemente la zona de comercialización: “Vamos a tener una planta tres veces más grande que la de hoy en día. La línea de enlatado, pasteurizado y etiquetado estará totalmente separada de la parte de producción”.
Pero además del proyecto de ampliación para empezar a pasteurizar, también proyectan comenzar a elaborar gin en invierno, para lo cual ya cuentan con el destilador, y a enlatar agua mineral y soda, aprovechando la nueva inversión en maquinaria.
“El título te da muchas herramientas”
Gilli destacó que en su camino como emprendedor tuvo mucho que ver el conocimiento que pudo adquirir en sus años de formación como ingeniero, así como las habilidades que le dio la carrera.
“Estoy súper agradecido, no sé qué hubiese pasado si no hubiese tenido estos conocimientos. Cuando hice el primer curso de cervecería lo hice con personas ajenas a la química, que no conocían, por ejemplo, lo que era el pH. Todos estos conocimientos, que por ahí los tenés muy desperdigados en la cabeza, cuando tenés un objetivo vienen, se juntan, los terminás aplicando y se nota mucho la diferencia”, dijo.
Seguidamente amplió: “Ser profesional no implica saber todo sobre tu especialidad. Alguna vez escuché que la carrera universitaria es la llave de una gran biblioteca que te da acceso a un montón de libros, como profesional tenés el conocimiento para elegirlo y entenderlo. Incluso si no entendés el libro, estás capacitado para recurrir a alguien que si lo pueda hacer por vos. Esa frase me quedó siempre en la cabeza y creo que es 100% cierta”.