La propuesta del Observatorio Astronómico tuvo una excelente repercusión y permitió que cientos de personas de todas las edades disfrutaran del fenómeno que brindó el satélite natural de la Tierra.
Tal como estaba previsto, luego de la medianoche la Luna entró en la penumbra (media sombra) y luego en la umbra (sombra total) de la Tierra, ambas opuestas al Sol. Y al entrar en la penumbra se apagó el brillo de la Luna, luego cuando entró en la umbra de la Tierra tomó un color rojizo, también conocido como “Luna de sangre”.