El ingeniero Benotti nació y pasó su niñez en una zona rural de la localidad de Altos de Chipión. “Tuve la fortuna de que finalizara mis estudios secundarios en coincidencia con el inicio de clases en la Universidad Tecnológica Nacional, Delegación San Francisco, en 1970, donde cursé la carrera de Ingeniería Electromecánica. Fue una valiosa experiencia, toda la educación pública y en particular la que nos ofreció la UTN, fue trascendente tanto en lo particular como para la comunidad de la región. Así como resulta trascendente la educación superior para el desarrollo económico independiente de la Nación”.
“También fue una experiencia de lucha continua el paso por la UTN por conseguir distintos objetivos junto a la comunidad. El más destacable fue el obtener nuestro edificio propio, ya que nuestros comienzos fueron en edificio prestado, de los Hermanos Maristas. Los alumnos estábamos organizados en un centro de estudiantes, democrático y con una participación muy activa en política y calidad educativa”, explicó el profesional, aunque aclaró luego que “no fue buena la época para los primeros egresados de la Tecnológica. A fines de los años 70 la política económica del régimen militar de 1976 causó gran deterioro a la pujante industria metalúrgica de San Francisco, las Pymes donde trabajábamos la mayoría de nosotros”.
Benotti explicó que “fuimos varios los egresados de la Tecnológica San Francisco que encontramos una salida a esa difícil situación, ingresando a la empresa petrolera del estado en esa época, YPF SE. Recuerdo a los ingenieros Oscar Avaro, Enzo Cagliero, Oscar Aimar, Daniel Casalis, Daniel Ades, Armando Chiarotti. Eran los años 80. Gran fortuna la nuestra, lloré de alegría el día que fui elegido para la beca. YPF seleccionaba profesionales de distintas disciplinas, ingenieros, geólogos y otros. Nos pagaba un sueldo y alquiler a cambio de estudiar duro un año. Los que aprobaban ingresaban a la empresa. Nos capacitaban para desarrollar la actividad petrolera, investigación, exploración, explotación, etc. Para esta tarea de capacitación YPF hacía convenios con las Universidades Nacionales y complementaba aportando como profesores a los veteranos profesionales de la empresa, varios de ellos dedicados solo a la investigación en sus últimos años de actividad previa, que fuera buena parte en el campo. Esta política fue iniciada por el fundador de YPF, el Gral. E. Mosconi, en 1923 con el Instituto del Petróleo de la Universidad de Buenos Aires, por considerarlo como un punto fundamental para el desarrollo de YPF, creada un año antes, como empresa estratégica para el desarrollo de una economía nacional independiente”.
“Los egresados de la UTN San Francisco no tuvimos problemas para insertarnos en ese medio educativo de alta competitividad, ni después para insertarnos y desarrollarnos en la industria petrolera, en diferentes destinos en nuestro país. Algunos tuvieron además destinos en el exterior, en la misma YPF, o en otras petroleras, la mayoría luego de la privatización de YPF a partir de 1990.Trabajé 10 años en YPF, hasta su privatización, y 20 años en varias petroleras privadas”, dijo.
Casado, con dos hijas que ya son profesionales, Benotti y su familia vivieron tres años en Mendoza, cuatro en Capital Federal, y luego se instaló en Neuquén, donde reside actualmente. Si bien ya está jubilado, desde hace seis años ejerce la docencia, en la cátedra de Geofísica en la Universidad Nacional del Comahue, en las carreras de Ciencias Geológicas en Ingeniería en Petróleo.
Al momento de compartir su experiencia como graduado de nuestra UTN, Benotti quiso también recordar la figura del Ingeniero Eduardo “Tito” Gontero, “quien hizo una gran contribución a la educación pública, en particular a la UTN San Francisco”.
Sobre la industria petrolera
El ingeniero Santiago Benotti realizó además un análisis sobre el desarrollo de la industria petrolera nacional, y quiso compartir en ese sentido un mensaje útil para la comunidad, que a continuación transcribimos.
Un ejemplo exitoso para la sociedad.
La filosofía que impulsaba el desarrollo petrolero de nuestro país desde sus comienzos, hace poco más de 100 años, puede ser resumido con algunos hechos históricos relevantes.
Eran tiempos de la primera guerra mundial y los países empezaban a tomar conciencia de la importancia estratégica que tenía lograr un aprovisionamiento seguro de energía en un mundo que cada vez requería más combustibles para mantener su economía en funcionamiento.
Argentina recién empezaba a desarrollar su industria petrolera (1907 fue el primer descubrimiento de petróleo) y aún no extraía carbón. Nuestros trenes y barcos empezaban a detenerse porque no llegaba el carbón que se importaba de Inglaterra, se llegó a quemar leña y hasta maíz en las calderas de los trenes para poder transportar la producción agrícola a los puertos. Otro hecho puntual, la negativa a proveer combustible al ejército para hacer un ejercicio militar por parte de la única empresa extranjera proveedora desnudó una debilidad estratégica en 1922. Cuenta el mismo Gral. Mosconi que ese hecho fue el detonante para la creación de la empresa estatal YPF, la primera en el mundo occidental (hoy el 75 % de las reservas petroleras son controladas por los estados).
En los años 80, cuando nosotros ingresamos, YPF llevaba 60 años desde su creación y conseguía entonces el máximo objetivo planteado en su momento por su creador, esto es el autoabastecimiento petrolero de nuestro país. También se había conseguido obtener un sólido horizonte de reservas, tanto de petróleo como de gas (para 15 y 30 años respectivamente). La batalla para conseguir estos objetivos fue dura,en un ámbito de disputa con poderosos intereses económicos y geopolíticos. Detrás hubo una firme determinación política, de gobiernos con distinto signo, y un arduo trabajo de mucha gente en condiciones adversas y territorios muchas veces inhóspitos que requerían largas temporadas lejos del ámbito familiar.
Mosconi,y su equipo, logró en pocos años controlar la industria petrolera. Partiendo de cero en dos años puso en funcionamiento la primera destilería. Haber conseguido el control de la industria permitió regular precios y asegurar la provisión, aún cuando se demoró el logro del autoabastecimiento.Argentina rompió así su situación de debilidad estratégica y posibilitó un desarrollo económico soberano con combustible a bajo costo.
La actividad y la renta petrolera permitieron el desarrollo de grandes extensiones del territorio nacional, en particular de la Patagonia. Creación de ciudades, caminos, infraestructura educativa, sanitaria, deportivas, etc. Además parte de la renta petrolera se destinaba a la construcción de las grandes obras hidráulicas, vialidad y al funcionamiento de otras áreas del estado nacional.
Con la privatización se perdió el control de la industria petrolera
La política de control y desarrollo independiente del área energética fue abandonada a partir del proceso de privatización de empresas públicas, en los años 90, que terminó por transferir YPF, Gas del Estado, todas las instalaciones de la industria y las grandes reservas descubiertas a intereses privados, la mayoría empresas extranjeras multinacionales.
Habiendo pasado 25 años desde la transferencia de la industria petrolera a manos privadas podemos hacer un balance. Y a pesar de que se produjo una monumental riqueza en petróleo y gas (la extracción de las reservas descubiertas por YPF),fue muy poco lo que quedó en nuestro país, el grueso de la renta petrolera se transfirió al exterior.
El resultado concreto de la privatización de la industria petrolera es la pérdida del autoabastecimiento petrolero, drástica caída de producción y de las reservas petroleras (por falta de reinversiones en exploración), elevado déficit en la balanza comercial energética, encarecimiento de los precios de combustibles y consecuente influencia negativa en toda la economía nacional (altos costos, baja competitividad, caída de las exportaciones).Además las provincias petroleras están empobrecidas y endeudadas.
La energía es uno de los problemas estructurales más graves de la economía nacional actual.
Teniendo en cuenta esta experiencia de tanta riqueza producida y “exportada”,que se repite en otras actividades económicas, resulta muy difícil explicar la permanente urgencia política-económica de “atraer capitales”. Más importante que atraer capitales parece lógico pensar en cómo evitar que se sigan yendo.
No tenemos, ni tuvimos, problemas de recursos naturales, humanos, financieros ni tecnológicos, en el área energética, el problema determinante fue, y sigue siendo, el político.
Fue muy alta la motivación personal cuando trabajaba para la YPF del estado, que tanto aportaba al desarrollo nacional y al interés público. No fue igual trabajar después para las petroleras privadas que terminaron vaciando la industria nacionaly generando el actual quebranto.
Podemos concluir que las comunidades científicas, educativas, laboralese industriales nacionales consiguieron enormes logros, en diversas disciplinas, en distintas etapas históricas, sin embargo, no ha sido posible consolidar esos logros y asegurar que sus beneficios permanezcan para la sociedad y se consoliden.
Resulta evidente que hubo acciones políticas, de jerarquía superior, que consiguieron desviar los logros de la sociedad productiva hacia intereses que no son los públicos. Nuestro país es hoy estructuralmente más débil que hace varias décadas en varios aspectos, el energético es uno.
Los argentinos pudimos hacer cosas importantes para beneficio de toda la sociedad y sin duda podemos volver a hacerlas, ahora en mejores condiciones que hace un siglo porque hemos desarrollado recursos humanos de gran capacidad. Tenemos casi un centenar de universidades, miles de científicos de alto nivel y una gran fuerza de trabajo especializado, en nuestro país y dispersos por el mundo. Todos tendríamos una fuerte motivación adicional si el fruto de nuestro trabajo, aparte del interés propio, contribuyese también al interés de toda la sociedad. La que hace el esfuerzo por mantener nuestro valioso sistema educativo.