Cantante, DJ, compositor, instrumentista, ingeniero, artista plástico, poeta, escritor y productor musical argentino, durante la charla, que duró cerca de dos horas, Goy Karamelo hizo un repaso de su vida, previo a su consagración como artista. Así, se refirió a su paso por la Universidad y destacó la importancia de la formación profesional, a la vez que resaltó la relevancia que tiene la tecnología para la mejora de la calidad de vida de las personas, en su caso, para su carrera como músico.
Para ver la charla completa, podés ingresar al canal de Youtube de nuestra Facultad (UTN San Francisco):
https://www.youtube.com/watch?v=kI0iscZsSf4
¿Cómo es tu historia con la ingeniería?
Para mí es sorprendente tener nuevamente esta conexión con todo el tema universitario. Yo tengo 53 años Ingresé a la Universidad en el año 1983 y fueron años difíciles, veníamos del proceso militar. Y la renovación que había tenido la Universidad en esa época había sido mágica, con el advenimiento de la democracia, el Dr. Raúl Alfonsín había levantado todos los exámenes de ingreso entonces hubo una catarata de gente ingresando a la Universidad. Ya en esa época era muy difícil plantearse ser músico, sobre todo viviendo en Mendoza en donde la probabilidad de vivir de la música es prácticamente nula a no ser que seas un músico de orquesta sinfónica o profesor de música en la Universidad Nacional de Cuyo.
Entonces si bien me gustaba la música, me gustaba la facilidad de la matemática e ingresé con el objetivo de ser ingeniero, de dedicarme a eso. Mis hermanos son ingenieros, tengo sobrinos ingenieros, está lleno de ingenieros mi familia, ingenieros industriales, civiles, en ferrocarriles. Permanentemente hemos estado conectados con todo el tema tecnológico.
Yo a partir de los años ’90, después de terminar la cursada, emprendí viajes a Chile con el objetivo de empezar a trabajar y estudiar música. Me fui a la Universidad de Valparaíso, estuve allá viviendo dos años estudiando otra carrera musical y a la vez empecé a trabajar en estudios de grabación. Hasta que llegué a la ciudad de México en el año ‘94 o ‘95 donde ahí ya tuve mis primeros trabajos fuertes como músico y como productor musical. A partir de ahí me dediqué a pleno como ingeniero de grabación donde si bien la parte teórica la tenía tuve que adaptarme. No hay carreras de ingeniería en grabación o sonido, aunque ahora hay algunas que se aproximan a lo acústico. Pero lo mío también venía siendo la parte artística que venía siendo la más importante.
Ya en esta época, viviendo en México, en donde había habido un proceso revolucionario político por el tema de los zapatistas, me incluí mucho en ese movimiento de gente que viajaba a San Cristóbal de las Casas y me encargué no sólo de la parte musical, sino también de llevar aparatos o ir con gente de cine para trabajar con ellos para registrar todo lo que estaba sucediendo en esa época. Eso fue lo más importante que hice allá hasta que volví a la Argentina y me dediqué a ser ingeniero de grabación y músico.
Con Karamelo Santo fue una banda con la que empecé a tocar en los años ’92, ’93. Y también produje mis propios discos, porque en esa época los procesos de grabación eran costosísimos, no había ni siquiera fábricas de Cd´s en Argentina, no había fábricas de vinilo, el vinilo se había agotado, entonces lo que nos quedó fue grabar haciendo trabajos en casa. Las primeras computadoras que aparecían en los años ‘96 o ‘97 con placas que convertían el audio en digital, habían sido toda una revolución. Ahí vi que ahí había una posibilidad técnica de hacer las cosas más baratas y me fi a Estados Unidos, me compré el primer pro tool (estación de trabajo de audio digital) que pude conseguir y hasta el día de hoy sigo trabajando en Buenos Aires y llevo producidos más de 300 discos míos y de otros artistas.
¿Cuándo empezás a hacer música?
La música me gustaba ya de niño, mi mamá era concertista de piano, una familia por parte materna judía, donde el que sabe lo que es una “idishe mame” se puede imaginar. Sentarte en el piano, son muy exigentes las madres judías y siempre nos obligaron a estudiar. Siempre lo vimos con naturalidad con mis hermanos, nos fue siempre bastante bien en la escuela, tuvimos mucha facilidad para integrarnos y pasar todo el período de educación. Pero siempre la música nos gustó.
Mi mamá tocaba piano y música clásica en su casa, y también estudiaba Antropología. Y también la agarraron las difíciles épocas en que estudiar Antropología la Iglesia era un “pecado mortal”, año 1977. Entonces mi mamá se fue a Rivadavia, a Mendoza, donde nacimos nosotros. Ella había nacido acá, éramos familias de Besarabia, de Rumania, donde un poco venimos de esa escuela de los rusos. Siempre se los relacionó a los judíos con las matemáticas, como que tenemos facilidad, los “científicos locos” y nos creímos esa faceta. A mí me gustaba la Química, la electricidad, hacía cosas en mi casa, con mis hermanos también. Creo que de chiquito ya habíamos armado una radio para transmitir a los radiograbadores de distancia, esos que vendían en los radioarmaderos y tomábamos todas las cosas como un chiste.
Pero la música viene por esos lados. Y yo recién descubrí que quería ser músico cuando me fui de Mendoza, que yo me podía dedicar a hacer música estando en otro lado. Pero para mí siempre lo fundamental fue estudiar la carrera para poder trabajar en algún laboratorio. Empecé a trabajar en los ‘90 en un estudio de grabación en Mendoza donde caí a soldar cables, como ayudante técnico. Hasta que descubrí que había un montón de cosas que veía en la ingeniería que eran factibles. Empecé a ver que había relaciones entre equipos que no funcionaban bien entre ellos y empecé a darme cuenta que me habían enseñado bien en Física 2 que era la imperancia, empecé a ver los desgastes que uno tiene en el oído a lo largo del tiempo cuando escucha muchos agudos.
Y todo eso porque uno busca la funcionalidad de la matemática.
A mí lo que me pasaba con el análisis matemático es que me encantaba pero no me lo explicaban como algo de la naturaleza. Me decían el límite, la derivada, la integral, la transformada. El tema es que uno tiene que empezar a darse cuenta qué significa porque hay valores absolutos en la matemática, como por ejemplo que dos más dos es cuatro, y la verdad es que esas cosas uno las entiende, pero cuando uno habla de un diferencial, un integral, cuando habla de una transformada, la naturaleza te lo muestra todos los días y es como algo más abstracto.
A mí me pasaba que yo me voy a cazar el oído de mezclar un disco en el relativo tiempo y sucedía eso, porque eso se cumple con la serie de fourier que es rápida, el sonido más fuerte está, uno más empieza a dilapidar sus agudos en sus oídos. Y son cosas que uno recién se va dando cuenta. Eso en cuanto a lo técnico. Pero en lo artístico también hay una parte en donde uno tiene que ir viendo la relación entre la matemática con el arte y para mí es sagrado todo eso que está sucediendo. Cuando yo hago una canción la divido en tres partes, como la divina proporción. Eso ya lo hacía Da Vinci, eran cosas que uno va conectando. Siempre uno tiene que tener esa relación con lo técnico y lo matemático.
Para mí la matemática tiene mucha poesía, mucha forma de decir las cosas. Creo en la naturaleza. Si Dios existe creo que con la naturaleza están empatados en cuanto al poder. Y es muy difícil que uno pueda decidir sobre la naturaleza. Entonces para mí es importante todo esto que ha ido sucediendo en mi vida, mi relación con los viajes, mi relación con el tiempo, mi relación con el espacio siempre funcionó como me lo enseñaron mis profesores. La matemática y la Ingeniería lo que me enseñaron era cómo iba a funcionar el mundo y nadie se equivocó en eso.
Las personas que estudiamos ingenierías sabemos positivamente que somos capaces de predecir el futuro pero porque nos están dando esas herramientas para saber qué es lo importante y qué es lo que va a suceder y en eso la Pachamama no se equivoca y no transa con nadie, no hay coimas con la naturaleza. Y sabemos eso positivamente.
Ya partiendo con esa premisa podemos entender que la música también funciona así, tiene su parte teórica, su parte física, donde las notas son frecuencias que suenan, que uno las entiende. Todo eso es fácil de aprender, lo que es difícil es el buen gusto. Y el buen gusto no tiene una fórmula matemática pero sí está en estar activo, en tratar de resumir. He tenido miles de herramientas. Yo trato de hacer todo en función de varios aspectos en mi trabajo. Primero, la comunicación porque lo que yo trato con la música es comunicar un objetivo.
Después hay que componer canciones, donde yo tengo que agarrar que un instrumento y ahí viene la parte mía artística de haber estudiado música y haber hecho cosas, pero también las herramientas como el internet, como el streaming, como un montón de cosas, me están dando la posibilidad de conectarme y reitero, el trabajo de matemáticos de mucha gente previa hace que yo pueda comunicarme. En estos momentos estoy hablando con un micrófono Neumann u67 que fue creado en 1940. Esto se hizo con la idea de que Hitler le hablara a un millón de personas en la plaza de Viena y ha sido así. Y hoy me permite comunicarme. Lamentablemente las guerras son las que han ido evolucionando las cosas, todos estos personajes nefastos que nombro han ido aplicando ciertas reglas y todas han sido matemáticas.
Por eso digo que la política no determina nada. Siempre es la matemática la que surge. Un tipo como Neumann o Sennheiser hicieron un micrófono que puede funcionar hasta 2020. Este es de 1968, todavía funciona. Tengo 4 más que funcionan. Ahí hay una parte de la matemática, de la física y de la química que nos afecta. Y en esos aspectos puedo comunicarme hoy. Y lo musical sigue siendo lo más grande para mí, en este momento he abandonado lo técnico, solo hago determinados algoritmo, es como que tengo que mezclar una canción con un artista y yo ya tengo plantillas armadas en los distintos programas de grabación y de mezcla, determinados recursos. Después vendrá el tipo que hace los videos, pero prácticamente hoy es infinita la capacidad.
Lo que sí necesitamos es especializarnos. Yo he tomado estos aspectos que tomé, desde comunicarme, desde el trabajo que hago, desde lo sólido, desde lo que me ha dado el conocimiento y por último las ganas de hacerlo, que eso tiene que surgir de mí.
Tenés una vocación docente, ¿no?
Trato de seguir un camino y enseñar lo que hago. Todos los días a las 19 muestro distintas facetas del trabajo que yo que hago, desde producir un disco hasta enseñarle a la gente a usar Instagram, qué es el Spotify, qué es el streaming. Yo soy un e-learning, que permanentemente está aprendiendo en internet, en Youtube. He tenido que volver incluso a hacer un repaso en miles de cosas, incluso de la matemática que me ha permitido volver a acordarme de los trabajos que tenía que hacer y coas que tenía que saber. Yo acá tengo equipos que son antiguos, tengo grabadores, cosas que las sigo manteniendo simplemente por fetichismo, de saber que son cosas que en algún momento sirvieron. Pero hoy la tecnología nos permite hacer las cosas muy fácil. Hoy podemos grabar un disco con una tablet o un Iphone.
Acá al lado tengo una torta de una cinta de 24 canales que se usaba en el año ’80, que fue el máximo desarrollo tecnológico que tuvo la cinta. Y en el ‘97 grabé un disco en cinta y tuvimos que comprar cinco porque cada torta de estas eran 24 instrumentos, pero la batería capaz que te ocupaba siete u ocho, estábamos muy en el horno. Cada torta de estas salía 500 dólares en el ’97. Ya de entrada teníamos que tener 2500 dólares para tener sostén donde nosotros teníamos que grabar el disco. Un año después yo me compré el programa genérico donde hoy todo el mundo graba y a mí me salió 1200 dólares en el Guitar Center de Los Ángeles, y ¡podía grabar 128 canales!, un año después. Por eso la tecnología siempre nos ha ayudado a avanzar. Yo todavía no me he caído y es gracias a lo que uno ha aprendido en la universidad. En mi época capaz que cambiaron mucho los programas de estudio, pero tuve que hacer muchas materias que me parecían ridículas para la época en que se estudiaba ingeniería, como dibujo técnico, donde uno tenía que arreglar las normas Iram. Yo nunca construí una casa ni sé poner dos ladrillos seguidos, pero me hacían ver un poco de eso. Yo creo que ahora con las carreras cortas se ha ido reduciendo mucho. Estudiábamos mucho válvulas, iodo, triodo, que había que estudiarlo. Pero hoy en día era como aprender a hacer logaritmos como en la secundaria y después aparecieron las calculadoras científicas y ya no tenía sentido dedicarse años a aprender eso. Hoy en día hay que ir directamente a los hechos y a las funcionalidades. Pero los ingenieros tenemos que ir desarrollando esos métodos de cómo hacer las cosas más fáciles y yo creo que las cosas se han ido haciendo más fáciles. Yo a un músico que viene y le hago un trabajo musical de costo es el 1 por ciento de lo que valía ese disco que grabé con cintas abiertas. En 1997 salió 36 mil dólares ese disco, que los pagó el sello discográfico Sony Music que nos sacó, tuvimos varios videos en MTV. Cada video salía 12 o 15 mil dólares, depende el director del video. Entonces hacer una carrera artística en ese entonces era imposible. Hoy lo podés hacer desde tu casa con Facebook, Instagram, Periscope, Tik Tok. Te bajás programas como el OBS, conectás tu Iphone al OBS mediante un plugging gratuito, te conseguís un micrófono barato, un buen amplificador de micrófono y a las dos horas está sonando tu música en todo el mundo, es una locura.
¿Cómo cambió la forma de hacer y de escuchar música?
Siempre voy para adelante, para mí todo pasado ya fue. Primero uno puede sacar un disco a nivel mundial por medio de Spotify. Uno lo sube a las redes o a los ingestores que las distribuyen en los mercados musicales. Hoy ya el mp3 ya se ha dejado de usar porque las redes aguantan muchísimo mejor el ancho de banda y se están subiendo los audios en 96 mil kilohertz, que es una frecuencia que no imaginábamos, quizá un perro puede notar una diferencia. Pero yo soy de la modernidad. Me pasó a mí, por ejemplo, que yo trabajé mucho de mis discos, que tuve el cambio de lo analógico a lo digital durante el 2000, que fue la crisis absoluta. En ese momento venía a mi casa Manu Chao éramos amigos. Cayó y produjo un disco mío de Karamelo Santo. En ese momento teníamos una computadora a la que le habíamos puesto una placa con ingreso de micrófono, una consola barata y estábamos grabando ese disco ahí. Él venía con un amigo de Francia y nosotros habíamos sacado el disco anterior que es el que nos había salido carísimo. Mientras estábamos grabando este francés me habla y me dice estos son diskette, un diskete común, de 2 MB, los comunes. Nosotros los músicos los usábamos mucho. Los teclados venían con ese tipo de diskette. Me dice “acá tengo dos canciones de Karamelo Santo en mp3”. Yo recién sabía lo que era el mp3, pero como en ese momento todo el mundo copiaba CDS, estaba todo el mundo pirateando discos, yo lo agarré y lo dejé. Yo tenía como 200 floppy disk acumulados con sonidos de un trombón, una conga, un órgano, los ampliaba y los ponía en teclado y uno los tocaba y hacían esos ruidos. Quedó ahí el diskette. Manu se vuelve a Francia. Un día viene gente de Francia que quería que Karamelo Santo fuera a tocar a un festival a Toulouse, en Francia. Le digo “bueno, sí, veamos”. Íbamos a ir con varias bandas, Divididos, Los Pericos, Rubén Rada, y sale ese show. Cuando sale ese show yo llamo a un amigo en Alemania y le digo que vamos a ir a Francia a tocar. Este amigo vivía en Hannover, ciudad pegada a la frontera con Francia. Y le digo “fijate si podemos hacer un recital ahí y después nos volvemos”. Me dice “sí, pero si no tengo tu música no puedo ir a pedir nada, nadie me va a dar una actuación si no la tengo”. Yo tenía Cd´s pero si yo le mandaba los Cd´s iban a tardar 25 días en llegar. Ahí me acordé de ese diskette que me había dejado el francés hacía medio año. Agarré una caja y empecé a buscar, tenía cerca de 500 floppy disk, hasta que encontré uno, lo metí en la computadora y eran los mp3, y se los mandé por email a este alemán. A los 20 días me llama y me dice “¿podrían venir dos meses a tocar a Alemania?”.
Entonces yo le debo la vida a los avances tecnológicos. Todo lo que yo he logrado hacer es gracias a la dedicación que le ha puesto la tecnología. Yo no tengo miedo a nada porque yo sé que todo dentro de poco va a ser mejor. Y creo que los músicos vamos a seguir para adelante. Pero quiero decir que la tecnología es importantísima para acompañar todo esto que tenemos que hacer.